El modelo de outsourcing se ha desarrollado en los últimos 15 años de manera exponencial. Si a ello le sumamos el creciente proceso de globalización en todos los sectores, y la incidencia de las nuevas tecnologías y comunicaciones en la relación entre proveedor y cliente, nos encontramos con un modelo fundamental para entender la dinámica de las relaciones laborales y comerciales en el siglo XXI.
En los últimos años se ha desarrollado un sector focalizado en la subcontratación del departamento comercial de las empresas. Es un modelo de negocio que se dedica a implementar todo lo que tiene que ver con el contacto telefónico, offline y online, entre la empresa, que necesita y delega este servicio, y el cliente final. Las empresas de outsourcing planifican equipos comerciales y diseñan estrategias de venta Directa al cliente. En otras palabras, llegan de una manera más efectiva y organizada al cliente de lo que la empresa que subcontrata podría llegar con un departamento interno dedicado a ello. La empresa de outsourcing se especializa en ofrecer un servicio más eficiente y a un coste menor.
Las empresas, cuando recurren a estos servicios especializados de manera adecuada, reducen costes e infraestructura, ya que la subcontratación de estos servicios les permite optimizar recursos. De este modo, la empresa queda liberada de esta tarea y puede focalizarse en su modelo de negocio principal. El aspecto más destacado a nivel empresarial es el de optimización. Se recurre al servicio especializado, que se muestra cada vez más eficiente en su contacto con el cliente debido a la liberación de las barreras geográficas. Servicios de gestión, formación de personal, comunicación online, marketing digital, o distribución de productos, son los principales sectores vinculados al fenómeno outsourcing.
Entre los desafíos más importantes que debe afrontar el modelo de outsourcing, a corto y medio plazo, se encuentran resolver la problemática legal, y asegurar condiciones laborales justas y dignas.
El hecho de que determinadas empresas subcontraten determinados servicios y les eximan de toda responsabilidad jurídica con los trabajadores y ante las autoridades respectivas, no debería suponer mirar hacia otro lado cuando estas empresas subcontratadas cometen abusos contra sus trabajadores. Significa ser un cómplice indirecto de la precarización del mercado laboral, al dejar en las peores condiciones a los individuos en cualquier área productiva.
La adecuada gestión de recursos y la eficacia en el servicio con el cliente, así como la traducción en beneficios en el balance de las compañías que subcontratan, no deben estar reñidas con la ética ni la buena praxis empresarial.